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Metta bhavana
Anapanas…
El concepto de compasión y bondad amorosa universal de Metta se discute en el Metta Sutta del budismo, y también se encuentra en los textos antiguos y medievales del hinduismo y el jainismo como Metta o Maitri[8].
Los estudios de muestras pequeñas sobre el potencial del enfoque de la meditación de bondad amorosa en los pacientes sugieren beneficios potenciales[9][10]. Sin embargo, las revisiones por pares cuestionan la calidad y el tamaño de la muestra de estos estudios[11][12].
Buswell y López, al igual que Harvey, traducen metta como “bondad amorosa”[15][16] En la creencia budista, se trata de un Brahma-vihara (morada divina) o un inconmensurable que conduce a un estado meditativo al ser un contador de la mala voluntad. Elimina el aferramiento al estado mental negativo, cultivando la bondad hacia todos los seres[16].
El “enemigo lejano” de Metta es el odio o la mala voluntad, un estado mental en obvia oposición. El “enemigo cercano” (cualidad que se asemeja superficialmente a Metta, pero que en realidad se opone más sutilmente a ella), es la avaricia (apego): aquí también a uno le gusta experimentar una virtud, pero por la razón equivocada[17][18].
Metta bhavana 5 etapas
Barbara O’Brien es una practicante del budismo zen que estudió en el Monasterio de la Montaña Zen. Es autora de “Rethinking Religion” y ha cubierto la religión para The Guardian, Tricycle.org y otros medios.
Los diccionarios ingleses definen la bondad amorosa como un sentimiento de afecto benévolo, pero en el budismo, la bondad amorosa (en pali, Metta; en sánscrito, Maitri) se considera un estado mental o una actitud que se cultiva y mantiene mediante la práctica. Este cultivo de la bondad amorosa es una parte esencial del budismo.
“La palabra pali metta es un término multisignificativo que significa bondad amorosa, amabilidad, buena voluntad, benevolencia, compañerismo, amistad, concordia, inofensividad y no violencia. Los comentaristas pali definen metta como el fuerte deseo de bienestar y felicidad de los demás (parahita-parasukha-kamana) … La verdadera metta carece de interés propio. Evoca en su interior un cálido sentimiento de compañerismo, simpatía y amor, que se vuelve ilimitado con la práctica y supera todas las barreras sociales, religiosas, raciales, políticas y económicas. Metta es, en efecto, un amor universal, desinteresado y omnipresente”.
Vipassanā
Metta hace que uno sea una fuente pura de bienestar y seguridad para los demás. Al igual que una madre da su propia vida para proteger a su hijo, metta sólo da y nunca quiere nada a cambio. Promover el propio interés es una motivación primordial de la naturaleza humana. Cuando este impulso se transforma en el deseo de promover el interés y la felicidad de los demás, no sólo se supera el impulso básico de búsqueda de sí mismo, sino que la mente se vuelve universal al identificar su propio interés con el interés de todos. Al hacer este cambio uno también promueve su propio bienestar de la mejor manera posible.
Metta es la actitud protectora e inmensamente paciente de una madre que soporta todas las dificultades por el bien de su hijo y lo protege siempre a pesar de su mal comportamiento. Metta es también la actitud de un amigo que quiere darle a uno lo mejor para favorecer su bienestar. Si estas cualidades de metta se cultivan suficientemente a través de la metta-bhavana -la meditación sobre el amor universal- el resultado es la adquisición de un tremendo poder interior que preserva, protege y sana tanto a uno mismo como a los demás.
Metta bhavana oración pali
La formulación clásica de “metta” como actitud mental que debe desarrollarse mediante la meditación se encuentra en el “Karaniya Metta Sutta” (Sutta Nipata, Khuddaka-patha). Se recomienda recitar este sutta antes de comenzar la meditación, y de nuevo al finalizarla, práctica que se sigue invariablemente en los países budistas.
Los versos del sutta encarnan el concepto más elevado al que puede llegar el pensamiento de la bondad amorosa, y sirve a la vez como medio de autoprotección contra los estados mentales malsanos y como tema de contemplación (‘kammatthana’).
En el budismo se enseña que el cultivo de la benevolencia debe empezar por uno mismo. Hay una profunda verdad psicológica en esto, ya que nadie que se odie o desprecie a sí mismo, consciente o inconscientemente, puede sentir verdadera bondad amorosa hacia los demás. Para cada uno de nosotros el yo es el objeto más cercano; si la actitud hacia uno mismo no es sana, el manantial del amor se envenena en su fuente.
Esto no significa que debamos construir una imagen idealizada de nosotros mismos como objeto de admiración, sino que, siendo plenamente conscientes de nuestros defectos y deficiencias, no debemos condenarnos, sino decidirnos a mejorarnos y confiar en nuestra capacidad para hacerlo.